02-03-2010, reflexión:

A mí lo de que concedieran el Nobel de la Paz a Obama aunque no hubiera hecho todavía nada... me pareció un enorme acierto. Y si no habéis dejado de leer ya, absolutamente indignados por lo que acabo de decir, procederé a explicar por qué lo digo. Seguro que en algún momento de vuestras vidas os habréis encontrado en la situación de que vuestra madre -por ejemplo- os ha felicitado, se ha sentido orgullosa, o incluso os ha premiado por algo que creía que habíais hecho, pero que en realidad... no habíais hecho. ¿Y qué hace uno en estos casos? Como rara vez tiene uno la integridad suficiente para desmentir el error, y sí la poca vergüenza para asumir el mérito... pues resulta que al final, inevitablemente, siempre llega ese dichoso sentimiento de culpa. Y esa sensación de injusticia es la que luego te impulsa de alguna manera u otra a ganarte el inmerecido premio... portándote bien y haciendo lo éticamente correcto para merecerlo de verdad. Por ejemplo, si tu madre estaba orgullosa porque creía que te habías esforzado mucho en ordenar tu cuarto, vale era mentira, pero luego te sentías mal y lo ordenabas al acto (estas madres... no tengo yo tan claro que no lo hicieran adrede...). Pues esto es lo mismo que han hecho los tipos del premio Nobel: simplemente han decidido poner en tal compromiso moral a la persona con más poder en este mundo. ¿Qué podría haber más útil que esto? No le han dado el premio por lo que ha hecho (ya que todavía lleva poco tiempo)... sino por lo que le han visto capaz de hacer (con sólo manipular una pizquita sus remordimientos cual astuta madre); o dicho de otra forma, le han dado el premio Nobel al mejor presidente nobel :) Ahora, esperemos que no tenga el valor y el cinismo de usar su Nobel de la Paz para hacer con él balas de oro... sino que se comporte a la altura del galardón que se le ha dado por adelantado. Eso sí, que quede claro que, en cualquier caso, fue una elección injusta para todas esas celebridades que, a fecha de hoy, ya han hecho todo el mérito para ganarlo; que quede claro.