19-12-2008, curiosidad:

De entre los numerosísimos misterios sobre la Luna, hay uno tan trivial que, seguro, todo el mundo se ha planteado alguna vez. ¡¿Por qué diablos hay veces que la luna parece tan gigantesca que parece que vaya a caer sobre nuestras cabezas?! ¡¿Acaso la luna crece o se acerca?! Evidentemente no, aunque realmente lo parezca. Este efecto óptico se conoce como "ilusión lunar", y los estudiosos no parecen ponerse muy de acuerdo sobre su explicación. Podría ser porque la distancia que nos separa de la Luna depende de su ángulo respecto al horizonte (cuando está baja, medio planeta Tierra queda entre el observador y el satélite), o por el hecho de que la órbita lunar no es redonda sino elíptica (en su perigeo la Luna está ligeramente más cerca de la Tierra, y en su apogeo ligeramente más lejos, una vez cada 28 días), o por el hecho de que el gas de la atmósfera podría deformar la imagen de la Luna por refracción (y la línea de atmósfera que nos separa de la Luna cambia de longitud en función del ángulo de la Luna respecto al observador)... pero todas estas posibilidades han sido ya descartadas. Se dice que podría tratarse de un efecto psicológico por el cual nos parecen más grandes los objetos que están más iluminados (fuente, ver respuesta de "V١yaard"), o incluso no se descarta que se trate de un efecto óptico llamado micropsia/macropsia oculomotora, relacionada con el enfoque (fuente)... pero la auténtica clave, la teoría más defendida hasta ahora... es la siguiente: esta ilusión de luna gigantesca sucede siempre cuando se halla en el horizonte, y sucede a pesar de que en realidad el tamaño de la imagen que nos llega del objeto es exactamente el mismo (es decir, en nuestra retina siempre se proyecta la Luna con un tamaño de 0,15 mm). Es el solo hecho de tener otras referencias en la misma panorámica (edificios, montañas, árboles en la lejanía...) que llegan hasta nuestro ojo como objetos mucho más pequeños, lo que nos hace sentir que la Luna es mucho más grande. Por otro lado, cuando ésta se alza hacia lo alto del cielo, el observador pierde toda referencia, y por eso se percibe como un objeto normal, sin ningún tamaño ni distancia definida (para saber más sobre esto, consultar Ilusión de Ponzo, y "El cielo achatado" dentro de Ilusión lunar). En cambio a una cámara fotográfica no se le puede engañar, tal y como se aprecia en este montaje, que demuestra que el tamaño de la imagen de la Luna recibido en cada momento es en realidad el mismo. Una prueba más de que la ilusión lunar no es más que un efecto subjetivo de la percepción humana; ilusión que, por la conjunción de diversas circunstancias astronómicas, se hace espectacular durante el solsticio de invierno en algunos lugares del mundo: Manchester.

1 comentario:

Anónimo dijo...

muy bien explicado