05-12-2008, relato breve:
Oyó el sonido de correo nuevo. Lo interpretó casi inconscientemente, y de forma automática, más guiada por la costumbre que por la voluntad, movió el ratón para abrir el mensaje que había recibido. Luchando siempre por no parar, por no quedarse ni un momento quieta; por no dejar ni un instante libre para los pensamientos que la perseguían, que la atormentaban. Los que le hacían imaginar las más dolorosas y crueles muertes, los que le hacían preguntarse cómo acabó la vida de su hijo aquella noche en que se había ido, con su moto... lejos, muy lejos de ella... para siempre. Aparecieron unas letras en la pantalla, y el ratón siguió moviéndose rutinariamente, casi sin ser ella la dueña de su movimiento. Su mente no había vuelto a estar clara desde entonces, ya que sólo podía concentrarse en el dolor. El dolor que habría sido mucho mayor si, cuando llegó a aquel cruce una hora después del fin, no le hubieran impedido que viera el estado en que había quedado el cuerpo de su niño. Imagen que ella idealizaba una y otra vez, y que con sólo imaginar, le cortaba la respiración... y a cuya visión, tal vez... no habría podido sobrevivir. Y entonces, delante de sus ojos apareció de repente, clavándose desde la pantalla del ordenador hasta el fondo de sus retinas... una oscura pero muy clara fotografía; una foto hecha con un móvil que, con un título muy explícito y un breve texto indicando lugar y hora del suceso, el morbo se había encargado de divulgar por cientos y cientos de direcciones de correo electrónico. Y en aquel mismo momento, en el mismo instante en que la pantalla mostró aquella imagen... el corazón de una madre se detuvo sin más, sin sufrimiento ni dolor, simplemente sin fuerza para latir... ni una sola vez más.
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