09-11-2008, anécdota real:
Hace unos cuantos meses decidí iniciarme en el mundo de las compras por Internet. Con bastante recelo, eso sí, ya que soy el típico al que, si algo puede salirle mal... no le sale mal sino peor. Pero haciendo caso omiso a cualquier conato de sensatez, decidí que debía arriesgarme... y me arriesgué, con -por supuesto- cómico resultado. Como no podía ser de absolutamente ninguna otra manera, pasaron los quince días de plazo máximo de entrega, y aquel cable adaptador que había pedido y pagado... no llegó. Actualmente, unos ocho meses, ochenta llamadas, y ochocientas excusas después, no sólo no me han enviado el cable todavía... sino que ha pasado tanto tiempo que el artículo ha dejado de existir. Sí sí, ha dejado de fabricarse, ha quedado totalmente descatalogado. De chiste, vamos. Y ahora la distribuidora que me lo vendió, que al parecer no guardaba ningún ejemplar en su stock, se las está viendo y deseando para conseguir uno para mí. Según sus últimas excusas telefónicas, al parecer ahora están esperando el artículo de otras distribuidoras, las cuales supuestamente sí guardaban ejemplares en su stock. Pero de la misma forma que mi distribuidora nunca me envía el pedido, parece ser que la distribuidora de mi distribuidora tampoco se lo envía nunca a ella; seguramente porque en realidad ellos tampoco lo tengan... Me pregunto si estas distribuidoras, a su vez, también han pedido el cable a otras distribuidoras que también se han echado el farol de tenerlo, y éstas a su vez... etcétera, etcétera, etcétera... No descarto incluso que alguna de estas últimas distribuidoras haga el pedido a una de las primeras, generando así un bucle infinito de pedidos. De absoluto circo, vamos. Así que ahora se ha montado un cacao impresionante, de pedidos sobre pedidos que crecen a ritmo exponencial, de un producto cuya demanda sube y cuya oferta baja como si de un valor de Wall Street se tratase, que se está revalorizando con cada nuevo nivel de pedidos hasta límites insospechados, pero que quizá en realidad ni exista ya en ninguna parte del mundo. Así que, sin ingerirlo ni deglutirlo, he generado una crisis ninja de pedidos basura de tal magnitud que va a intervenir hasta el gobierno, inyectando cables adaptadores en el mercado hasta inflarlo y solucionar por fin este enredo. Así que concluyo esta historia con la misma frase que otras tantas de mi vida… “Si es que lo que no me pase a mí…”
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4 comentarios:
El día que pase por Roquetas, te prometo que le hago una foto a la tienda =D =D
Quiero más anecdotas en tu blog!!!
Insiste David, insiste, no dejes que puedan contigo!!
Además, queremos saber como acaba todo esto...
Compañero conseguirás tu cable!!! Todos estamos contigo!!! Ánimo!!! Si la esperanza es lo último que se pierde, el dinero debe ser lo primero verdad??
El cable lo tiene el Salva en la mesita de noche.MUTER
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