16-09-2008, curiosidad:

Las retorcidas estrategias de supervivencia de algunas especies me están haciendo replantear si realmente el ser humano es el ser vivo más invasivo y menos ecológico del planeta. El pino negral (o Pinus nigra ssp. salzmannii) ha desarrollado una doble capacidad para sobrevivir a los incendios: primero ramifica sus hojas ligeramente por encima del resto de árboles del bosque (para protegerlas del fuego), y segundo, forma una corteza especialmente gruesa que protege las partes vivas del tronco. Y para sacar fruto -nunca mejor dicho- de esta superioridad respecto a los otros árboles de su entorno, este pino provoca cada cierto número de años el incendio de su propio bosque -o mejor dicho lo facilita dejando caer sus ramas secas al suelo para formar una alfombra potencialmente inflamable- con la clara intención de realizar una cruel "limpieza étnica" a su alrededor. Y es que después del fuego lo único que no se habrá quemado serán las partes más altas de estos pinos, con sus correspondientes piñones a salvo, que acabarán cayendo y repoblando el bosque, asegurándose de esta forma su supervivencia exclusiva. Pero claro, ¿se le puede juzgar a un vegetal por sus actos? ¿Se pueden considerar voluntarios o sólo el resultado de una azarosa -y en consecuencia involuntaria- evolución natural? Pertenece al campo de la filosofía decidir si un árbol tiene conciencia... pero yo ya te adelanto una cosa: este pino es un inconsciente. Y un verdadero hijo de fruta :) (más información y fotos)

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