05-08-2008, reflexión:
No hay más que encender el transistor en verano para percatarse de lo complicado que es realmente hacer radio. En cuanto llega julio y sus becarios, no falla: los programas pierden fluidez de locución y rigor de montaje; ganan problemas técnicos y multitud de lapsus lingüe. No digo que los suplentes sean malos, digo que los titulares son muy buenos. Por estos motivos, de todos ellos me despido hasta septiembre.
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